Tras un año, todavía me sorprende la creciente desfachatez
con la que actúan las casas que han sido agraciadas con una licencia para
prestar servicios de juego en España, tras la entrada en vigor de la Ley del
Juego.
Por cierto, de estos impresentables de INTERWETTEN ya os he hablado en anteriores ocasiones, así que os
recomiendo este artículo (pincha aquí) para que os pongáis en situación.
Os voy a contar esta historia, resumiendo al máximo y con
profusión de capturas.
El domingo por la mañana al levantarme veo una apuesta que
me interesaba, pero no le doy importancia ya que no tengo saldo en esa casa. Más tarde veo qiue continúa, y tomo una captura (son mis costumbres), pero sin apostar.
Al ver que tras varias horas seguía vigente la oferta,
decido apostar 100 euros. Realizo, previamente, un ingreso, y pago el 2% de
comisión (ya que como hemos visto en otro artículo, esta casa cobra comisiones
por casi todo).
La apuesta se realiza y se inscribe en el historial
correctamente.
La apuesta se mantiene durante toda la tarde, sin cambio
alguno.
Al finalizar el partido como la apuesta había sido ganadora,
me pagan los 80 euros correspondientes.
A la mañana siguiente, veo que mi saldo se ha reducido y, al
comprobar mi historial, observo que ha desaparecido ese color verde del día
anterior.
Y ahora viene lo mejor, cuando reclamo ante el Servicio de
(Des)atención al Cliente, y me dan la que quizás sea la respuesta más absurda
que he recibido, y eso es mucho decir, dada la trayectoria de casas como
William Hill, Lbapuestas o Cirsa.
A veces pienso que estos individuos no duermen, pensando en
la respuesta más estúpida que pueden ofrecer, que tienen una especie de
competición para ver quien tiene el peor SAC, porque estamos llegando a unos
niveles totalmente surrealistas.
Me quitan 80 euros de mi cuenta y me dicen literalmente que
es para “no afectar a ninguno de los usuarios que hayan podido participar de
dicha apuesta”, vamos que lo han hecho
por mi bien.
Cualquier día recurrirán a la típica frase maternal de “esto
me duele más a mí que a ti”, y esperarán que, encima, les demos las gracias.
Pues permítanme que les diga que yo he participado de dicha
apuesta, y que sí me afecta que me sustraigan 80 euros (más los 2 de
comisión), así que, si su intención era “no afectar”, no lo han conseguido.
La absoluta carencia de pudor, decoro, vergüenza, decencia,
moral,…, que exhiben las casas de
apuestas alcanza niveles alarmantes; no solo quieren quitarte tu dinero, sino
que además pretenden que se lo agradezcas.
Todo ello con el
beneplácito de la Dirección General de Ordenación del Juego, y el silencio (¿cómplice?)
de los medios de comunicación.
Tal vez mi menguada inteligencia no me permita ver los
beneficios de que sisen 80 euros de mi saldo, o tal vez los beneficios no sean,
precisamente, para mí.
Veamos, la casa de apuestas ofrece una cuota atractiva, a
sabiendas de que atraerá depósitos y su correspondiente comisión.
Luego espera a que acabe el partido, y conociendo el
resultado que le ha sido desfavorable, decide anular las apuestas. Y si el
resultado les hubiese sido favorable, se habrían quedado con todo el dinero.
Buena estrategia, ¿por qué recurrir a un banco, si te puedes
financiar gratuitamente y sin riesgo alguno,…, y sin necesidad de obtener el
consentimiento de los clientes?.
Beneficios para la casa de apuestas:
-El 2% de todos los movimientos de dinero que se producen.
-Si el resultado le resulta favorable, además el "premio gordo", el 100% del dinero
apostado.
-Hay un porcentaje de jugadores, que tras la anulación, no
retira el dinero de la casa (por el tema de las comisiones fundamentalmente).
-No hay riesgo de sanción por estas prácticas, dado que la
Dirección General de Ordenación del Juego es… “mansa”.
Conclusión, yo he arriesgado 100 euros sin saber que, en
caso de perder, perdería todo mi dinero, y en caso de ganar, no ganaría
absolutamente nada (además de pagar un 2% a modo de “impuesto revolucionario”).
¡Viva el Juego Seguro!.
Con escasa oferta, cuotas ridículas y un SAC lamentable,
esta es la única forma de atraer clientes que le queda a estos individuos.
En fin, ya sé lo que tengo que hacer.